La delicada situación de la Monarquía en España, analizada desde el rechazo que provoca en los jóvenes
Noticia sobre el artículo: «El “tabú” periodístico de la monarquía en España. La crisis real y la crisis coyuntural»
(http://www.revistalatinacs.
Una investigación sobre el origen de la crisis concluye que los escándalos sólo refuerzan una postura previa de los menores de 40 años
La vigente crítica a la Monarquía, como consecuencia de las sucesivas noticias relativas a los escándalos que giran en torno a la Casa Real y sus miembros, trasciende de las puntuales circunstancias de sus avatares cotidianos, y plantea una cuestión de mayor calado: el sentimiento de amplias masas de ciudadanos que demandan la posibilidad de expresar, mediante los adecuados instrumentos jurídicos, su opinión sobre la articulación de la Jefatura del Estado, lo que exige rescatar un debate público sobre una materia que en su día se vetó mediante medidas administrativas y judiciales. Ese debate conduciría, tras la consulta a los ciudadanos, o bien a la consolidación de la monarquía instaurada por el general Franco y más tarde reformada, o bien abriría la posible reforma de la Constitución amparada por la devolución al pueblo español del hurtado Derecho a decidir.
Tal es la conclusión de una investigación sobre la serie de causas que se concitan en torno al progresivo desprestigio de la monarquía en España, especialmente visible entre los menores de 40 años, publicada en el último número de la Revista Latina de Comunicación Social. El temor a que los españoles se manifiesten está tan presente que, y menos en los momentos actuales, provoca que nadie se atreva a plantear un proceso de reforma de la Constitución con respecto a la incongruente preferencia del hombre sobre la mujer a la hora de heredar el trono (tal y como se estableció enla Ley de Sucesión del Franquismo), a través de los propios mecanismo previstos en aquélla, porque tal consulta a la nación podría desembocar en consecuencias imprevisibles.
Según la hipótesis que sostiene el citado trabajo, es razonable pensar que los españoles de hoy consideren pendiente poder dar su opinión sobre un asunto de tanta trascendencia, cosa que sus padres no pudieron hacer.
La situación de la Monarquía en España es tan sumamente delicada por lo que se refiere a la imagen de la Corona, que se han tenido que tomar medidas antes desconocidas para mejorarla: desde la publicación de las cuentas de la Casa Real, a una campaña de Relaciones Públicas institucionales sin precedentes: relanzamiento de la web de la Casa Real; abrir un canal en Youtube con los mensajes del Rey, programa especial en TVE de divulgación de la Monarquía; promoción de la figura Juan Carlos I como embajador comercial de España en el mundo; graves medidas de separación de los elementos contaminados en la presentación y protocolo de
imagen pública de la Corona. Especialmente, se ha centrado la construcción del llamado “Imaginario monárquico” en la persona del heredero y su consorte, que es una construcción mental para convertir en realidad tangible el propósito de unos pocos (empezando por los que la encarnan y su entorno) en función de su interés, para hacer próxima y creíble la monarquía. Se trata de que los ciudadanos acepten que es una cosa natural, cotidiana. El rey y su familia son algo que ha estado y debe seguir estando ahí siempre. Es mejor aceptarlo, vienen a decirnos, sin pensar en ello o si pueden existir otras alternativas. La propia web de la Casa Real subraya gráficamente esa idea de continuidad con una expresiva foto: Juan Carlos, Felipe y Leonor; es decir, el Rey y su sucesión: continuidad y futuro. Pero parece que los españoles están cada vez menos de acuerdo con ese planteamiento.
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